Una de mis filosofías de entrenamiento es que, mientras estoy en el gimnasio, nada más importa. Estoy enfocado, ejecutando mis rutinas con la mejor técnica posible, moviéndome con objetivos claros y concentrado en la conexión mente-músculo. Es decir, estoy entrenando, no simplemente haciendo ejercicio. Hay una gran diferencia.

A veces me desconcentro por un instante. Puede ser por una persona que me pregunta cuánto tiempo me tardo en la máquina o en la sección que estoy usando ese momento, o simplemente por una pequeña conversación entre descansos.

No tengo ningún problema con eso; de hecho me encanta conversar con otros/as atletas y entusiastas del gym. De esa manera conoces gente que comparte tus gustos y objetivos, y siempre puedes aprender algo nuevo.

Por otro lado, cuando alguien me interrumpe sin un propósito claro, o por las razones equivocadas, suele producir un efecto negativo en mi rutina. Por ese tipo de situaciones, nació este meme, que lo publiqué en Instagram:

De vez en cuando algún tipo se me acerca con «consejos». Estoy en el gym entrenando fuerza con pocas reps y el tipo dice: «deberías bajar el peso y hacer más repeticiones». Me vuelven loco. El gimnasio es mi iglesia… yo no te molestaría cuando estás rezando. – Luis Rivera Velasco

Por ejemplo, la semana pasada estaba entrenando en el club de mis padres. Me sentía «en la zona», haciendo ejercicios exclusivamente de pantorrillas (una de mis debilidades). En ese momento se me acercó uno de esos tipos que se creen entrenadores personales, a sugerirme que haga series de 10 repeticiones y decirme algo más que no tenía sentido.

¿Cómo puedes sugerir algo si no conoces los objetivos de esa persona?

Estaba de buen ánimo, así que respondí de manera respetuosa, detallando las razones por las que esa sugerencia era absurda.

Le dije:

«¿Sugerirías lo mismo si estoy saliendo de una lesión? ¿Sugerirías lo mismo si estoy trabajando para ganar resistencia, masa muscular o fuerza? ¿Sugerirías lo mismo sin saber el peso que escogí, el número de series, y el tiempo de descanso entre series?»

Trató de justificarse, sin éxito.

Por último le dije, en un tono fuerte:

«De todas formas, gracias por la sugerencia.»

Debo aceptar que me molesté; fue una interrupción que me sacó del momento. Estaba descansando 60 segundos entre cada ejercicio, pero por esa conversación descansé mucho más. Mi temperamento cambió; olvidé el número de series que había completado. Me tardé un buen tiempo en volver a esa zona de concentración y conexión entre cuerpo y mente.

Mi actitud, fue la de culpar a la persona que me interrumpió; sin embargo, no es la correcta. Yo soy el único que debe garantizar la calidad de mi rutina.

Responsabilidad extrema

No deberíamos permitir que agentes externos afecten nuestro estado de ánimo y nos desvíen de nuestros objetivos. Es un concepto que se conoce como «responsabilidad extrema«.

En el caso de interrupciones durante mi rutina de gym, la responsabilidad del éxito de esa rutina es exclusivamente mía. No es correcto culpar a otra persona porque me desconcentró, o porque me dijo algo, o por cualquier otra razón. Si fallo, el responsable soy yo, y debo aprender mecanismos para ser exitoso la próxima vez.

Es un concepto que lo he leído y escuchado de distintas maneras. Más recientemente, en un libro de Jocko Willink llamado Extreme Ownership: How U.S. Navy SEALs Lead and Win – Responsabilidad Extrema: Cómo los Navy SEALs de EEUU Lideran y Ganan. El autor es un ex Navy SEAL (operaciones especiales de la armada de Estados Unidos) experto en liderazgo.

El libro habla, entre otras cosas, acerca de asumir la responsabilidad de nuestras misiones.

«No existe nadie más a quién culpar; no hay excusas; debes hacerte cargo de tus objetivos y dejar de lado tu ego.» – Jocko Willink

En ventas, por ejemplo, sería el enfoque incorrecto culpar a tu posible cliente por no haber sido capaz de cerrar una negociación. Si eres vendedor, es tu responsabilidad realizar la venta, no la de tu contraparte.

Otro caso común: muchos hombres a veces culpamos a las mujeres cuando no responden bien a nuestros acercamientos. Es común escuchar comentarios como: «me ignoró porque no tiene buen carácter«, o: «no estaba de buen ánimo y por eso no respondió«. Son excusas. La verdad es que tal vez no sonreíste, o no supiste expresar claramente tus ideas, etc.

Culpar a otra persona por tu falta de éxito es desviar tu responsabilidad. La mentalidad adecuada es: hacerte responsable, aprender la lección y tomar acciones para ser exitoso en el futuro.

Habiendo dicho eso, y regresando al tema en cuestión, considero que las únicas razones para interrumpir a alguien en su entrenamiento son: para ayudar, y/o para evitar una posible lesión (quizás por ejecutar un ejercicio con mala técnica). Es ética de gimnasio básica.

Si algo parecido vuelve a ocurrir, responderé: «estoy entrenando; conversamos al final de mi rutina.» Trataré de mantener mi concentración y ser 100% responsable por alcanzar mis objetivos.

Aplica el concepto de «Responsabilidad Extrema» en todas las áreas de tu vida: es la mejor forma de ser el verdadero dueño de tu destino.

L.R.

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Foto artículo: Aviadora 1era. Clase Andrea Posey – 1er. Ala de Operaciones Especiales, Fuerza Aérea EEUU

Actualización Mayo/2023: he realizado cambios de forma pero no de fondo en el artículo. Por ejemplo: negritas, formatos de cita y formatos de título para facilitar la lectura.

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